Los
alumnos de 5º año del secundario visitaron el
Cottolengo de Avellaneda
Fueron
con la profesora Teresa Rivero y Susana Nucaro.
Fue como un cierre de proyecto de formación religiosa, la idea era que ellos
puedan vivenciar como se trabaja en el cottolengo de Avellaneda. Estuvieron
trabajando estos meses sobre una película llamada “Los miserables” con una
reflexión de una frase que dice uno de los personajes y la frase que utiliza Don Orione para el
Cottolengo de que no se le pregunte el nombre sino sin tiene algún dolor.
Los
chicos prepararon una canción, con una
coreografía. Se le pedio a los alumnos gomitas de pelo, vinchas.
Estuvieron
toda la mañana desde las 8:30 hasta las 16:30. Los recibió el director de la
institución Diego les explicó un poquito
la historia y además como estaba dividida la casa. Tenía hogar de día que esta
de manera permanente después de eso participamos del hogar de día, de algunas actividades que
hacen las residentes que eran cerámica,
reciclado y collage.
Después
de eso los chicos hicieron la recreación. Estuvieron un ratito bailando, las
chicas se fueron a almorzar y nosotros nos quedamos en el salón, almorzamos y
después del almuerzo se compartió con los chicos del curso como se sintieron y
las expectativas que ellos tenían. Cuando terminaron ese ratito de reflexión se
le pidió al director que contara un poco como estaba organizado el lugar porque algo de lo que
había conversado también durante este último periodo en 5º era de la caridad
organizada como decía San Vicente de Paul, le pedimos que explicara cómo estaba
organizado el cottolengo y toda la gente que tiene que participar.
Hay
algunos alumnos que decidieron no participar, otros tenían temor y a medida que
estuvieron jugando con las chicas, dieron el taller, compartieron la tarde con
ellas se fueron soltando y además este miedo se fue disolviendo.
“La
pasamos hermoso y mucho más de lo que habíamos pensado, porque cuando lo
presentamos al proyecto en el aula había dudas o miedos. Cuando se animaron y
llegamos, entraron y cuando vieron los talleres y las cosas que las chicas
hacían ellos decían que se sentían inutililes. Allá jugamos, estuvimos en
varios talleres hicimos actividades con ellas, nos sacamos fotos, disfrutamos,
después compartimos el almuerzo donde pudimos evaluar cómo nos sentimos,
sintieron deseo de volver otro día.” Sostuvo Teresa Rivero
Redacción:
Moldes y Acuña